La Luz de tu Amor

Te percibí como suave viento sobre mis cortas alas,

Cuando aún no había visto la luz del día,

Te percibí como mi dulce compañera,

Aún cuando no tenía en mí las palabras.

Ahora que te he perdido,

Recojo del viento tus tenues pasos,

Tu ligera sonrisa y

El aliento de tus dulces labios.

Has partido en silencio, mirando mis pupilas,

Y entre mis brazos,

Dormiste diciéndome que me amabas,

Y en silencios eternos,

Tu tibio abrazo me abandonaba.

Abrazo a los niños,

Que en sueños febriles tuvieras conmigo,

Y no me perdono, el silencio de mis labios,

Para pedirte que no te marcharas;

No me perdono el tiempo finito,

Donde mis besos, fueran lo último que besaras.

Cuando nací,

A tu lado tenia escrito mis páginas,

Conocí tu tierna sonrisa y tu dulce mirar al vacío,

Diciéndome lo mucho que me amabas,

Repitiéndome,

Lo corto que es la vida.

No me perdono que te marcharas,

Ni que en mis brazos quedaras dormida,

Ni que el silencio te robara el alma,

Dejando la mía,

Tristemente herida.

Has partido en silencio,

Y se han callado mis palabras,

Mis brazos,

Abrazan a los niños que no tuvieras,

A los jardines que no sembraras…

Al dulce y tibio abrazo, de tu noble alma.

Hoy me quedo en silencio,

Eternamente, de ti enamorado,

Te soñare nuevamente a mi lado,

Con cada hora a pausas,

Y esperaré una nueva vida,

Con tal de que sea a tu lado.

Hoy te despiden mis lágrimas,

Y juro no volver a permitir,

Que de mi lado te marcharas,

Juro, y el silencio de mi alma,

No me perdona que te alejaras;

Contigo se fue mi vida,

Dormida entre mis brazos,

Con mi último beso,

Y mis nacientes lágrimas,

Hoy me quede solo y en silencio,

Mirando hacia el cielo tu partida,

Y rezando mis mudas palabras,

Me quedaré con el dulce consuelo,

De volver a nacer,

Al lado de tu alma santa.