En un delirio entró en
trance.
Antes de caer al suelo.
Las monjas lo
recogieron.
Todas eran amantes
de Jesús de los
cielos.
Y entre sus divinas
manos.
Gritó endemoniado...
arderéis en el fuego.
Rodeado de mujeres.
Ya recuperado, en
alcohol diluía su
neurona vacía.
Entre gritos y suspiros.
De las enloquecidas.
Que querían y exigían
más poesía.
Planchado, lavado y
perfumado.
Como lo encontraron
lo dejaron.
En las puertas de un
convento.
En un inmenso desierto.
Huérfano de amor moría.
Mientras decía...que
perra es la vida.
Al abismo de la soledad.
Iba todos los días a tirar
los pecados.
De sus amigas.
Y encerrada su amada la
ventana abría.
Y a su amado decía...
quizás amor mío.
Quizás algún día.
Iré al vacío de las mentiras.
Que tu pena es la mía.
(el confesor y las monjas)
Rafael Pablo
- Autor: Rafael Pablo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de abril de 2015 a las 07:05
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 124
- Usuarios favoritos de este poema: Isis M
Comentarios5
Interesante relato, los sueños duermen enclaustrados, dominados muchas veces por el miedo, cálidos efervescentes, innombrables. Un placer leerte.
Un cordial saludo, Alex.
Un cordial saludo para ti Alejandría...
Buen poema para mañana de Domingo, con estilo, vocabulario in comparable, que lo entiende el alma pero poco la razón...me ha gustado
tu estilo poeta Rafael Pblo, gracias por compartir.
Un saludo
LOLA CAMERON
Rafa, increible cuan original el cuento...de veras mi pena es tu pena? jeje
besos tesoro mio!
Isis
Claro Isis no lo dudes...besos...
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