La vejez, cómo se nota, en los otros
si fuimos niños, ya no lo son
envejecen sin piedad
ya no ríen como ayer.
Algunos, se van sin regreso
dejando ese espacio, un hueco
que no es nido de pájaros
un hueco, como la noche en la mar.
Esas mujeres, que me enamoraron
se van secando de recuerdos vanos
vi en sus bocas, amanecer el sol
en tormentas de placer.
La vejez, quizá sea eso
una larga despedida de gentes que aburren
de anécdotas gastadas
de ojos turbios, sin asombro.
Pero me revelo
y quiero renacer
que mis plumas
me lleven al cielo inmenso.
Que tus ojos enamorados
me vean tal cual soy
no como ese, del espejo
cansado de años y espanto.
Quiero ser niño
y correr tras mi historia
para vivir nuevamente
cada día de amor.
Hacer votos de alegría
y pedirte perdón
por no adornar tu cuello
con las estrellas reflejadas en la mar.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de abril de 2015 a las 18:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 66
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