Transcurren los días,
y los datos recogidos se asemejan a envíos de la noche.
Tiñen de hiel el corazón.
¿Quién acude a tu llamado?
Hombre o mujer, ¿quién?
Esa música reincidente te aturde como un sismo.
Nada de lo que quieras oír
será dicho.
La sombra quedará para tu sangre,
profeta de tí mismo.
Vestido de caballo de humo fino
-relinchos y cánticos antiguos-
buscas ese lugar, ese tiempo,
donde dormir parado.
No absuelves a la muerte,
ni a tus padres atados a los paños fríos de la muerte,
y tú llevándoles flores,
que no son flores
sino tormentos, rostros y reclamos.
Te absuelves tú solo
buscando
revancha para tu vida;
sin embargo huyes con los brazos vencidos;
y sueñas con poseer el viejo sueño,
inútilmente vestido de caballo de humo fino.
Y ya solo, esperas una voz,
para urdir las palabras que darán comienzo a tu eco;
una voz que te acerque sólo a un abrazo,
que dé significado
al cielo ardiente que con sus alas te abarca.
G.C.
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2015 a las 02:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Darkness.cl, Aquiles Mirmidon
Comentarios4
Profundo, esencial... muy bello amigo...
Grato volver a leerte...recibe mi abrazo.
Nancy
Oh, cuánto tiempo, Nancy; qué lindo escuchar tu comentario !
Un abrazo para vos, y para Chile otro, Y MUCHAS GRACIAS.
Guillermo
Buen poema, Guillermo. Exquisito.
Te agradezco mucho, Javier, poeta.
Va un
abrazo
Guillermo
Siempreviva:
muchas gracias por tu lectura y tu cariñoso saludo, que te retribuyo.
Guillermo
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