Cruzaba yo la floresta
una tarde de verano
con el sombrero en la mano
y el sol calado en la testa.
Cuando la mano siniestra
repasando iba la frente
llegó un viento de relente
e invitó a echarme la siesta.
Arrimé a mi mano diestra
y apoyé mis posaderas
junto al rio en las choperas
con habilidad maestra.
Allí tumbado a la sombra,
a la vereda del río
descubrí que el albedrío
es como al cielo una alfombra.
Que tirarse a la bartola
no es literal como el dicho,
que es un divino capricho
con el que soñar mola.
Que es un hecho relajante
que produce una modorra,
que es como vivir de gorra
sin tener que ser mangante.
No existe mejor propuesta.
cuando el quemazón calcina.
Para aplacar la calina
¡la siesta es la mejor fiesta!
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2015 a las 03:40
- Comentario del autor sobre el poema: ¡Qué hay que no se haya escrito de la siesta!. Pero por mucho que se haya dicho, no hay nada comparado con disfrutarla.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: ALVARO J. MARQUEZ
Comentarios2
Siesta el vencejo a las once
con su estomago crecido
mas que un tronco es un bronce
roncando esta el "payote"
a la rivera del río
Si, si ronca tumbado en la orilla,
huele a hierba, agua, carrizo.
Bueno con su redondilla
lo escribe que te da envidia
seas Juez canalla o pillo.
Muy bueno; sobresaliente lo de:
"Tirarse a la bartola es un capricho que mola"
Un abrazo hermano
Un amigo de Madrid me ha dicho que en España la siesta es una institución. Yo la he disfrutado a través de tus versos 🙂
Saludos
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