Pronto vendrá la noche,
y hace falta olvido.
Pequeña aguja de cristal
mi amor
quiso izarse en el agua.
A veces un toque de seda,
sólo por eso.
Pregunto a todos si el corazón duele,
o sus pulsos lo condenan;
pregunto, y dicen que sí:
tiene su mirada latente y roja
y triste,
sangrando visiones.
Entro en una sala vacía:
es el cuerpo de un animal viviente
que intuye su hallada borrasca.
Rondan solitarios los mastines.
En ese instante la cosa sucede:
en lo más inesperado,
en el momento más salvaje de la sed
-cuando nos bebemos el rostro-
mi cabeza desmontada queda colgando.
Entonces
el poema claudicante
se diluye.
G.C.
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2015 a las 14:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 116
- Usuarios favoritos de este poema: pani, Alexandra L, rosamaritza, Murialdo Chicaiza
Comentarios3
QUE SENTIDO POEMA.SALUDOS DESDE ARGENTINA.
Encantado con tu comentario; muchas gracias, bella Orosmira.
saludos, también, desde Argentina.
Excelente poema. Me ha gustado mucho. Un placer leerte!!!
Gracias por tus opiniones sobre mi escrito, Murialdo.
un afectuoso saludo desde Buenos Aires
Guillermo
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