Dulce como la miel es el placer que corrompe el alma del ser humano,
y es que hay cierta alegría en nuestra mirada por una pintura que se deshace color a color.
Somos una obra de arte y no como una Mona Lisa, hay más complejidad en nosotros pero es tan fácil desaparecer la belleza de nuestro lienzo.
El mal, tal como una mancha viene a oscurecer nuestra gama de vida
para ser cubiertos con una tela de vergüenza, allí en medio de la noche donde nadie puede ver nuestras iniquidades.
Le temo más a la luz que a la oscuridad porque es allí donde soy descubierto como asesino.
Ocultos en donde nadie nos ve no somos bellos porque ¿Qué es el arte si no hay nadie que pueda admirarlo?
- Autor: Lynch (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2015 a las 21:44
- Comentario del autor sobre el poema: Algo improvisado que escribí un día regresando a casa.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
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