A Casona
A veces, la vida es teatro,
y la vida es imposible.
Sólo es posible vivirla.
Yo me quiebro sobre el agua,
viento sin viento que riega
la humedad de mis estíos,
fríos como el sol de mirra
de una biblia teatral
que es falsamente real.
Niñez adulta que emana
en un libro para ciegos,
tu castidad es mi febo
sobre verídicos versos
que escribo con la oscurana
en los filos de los muertos
viviendo en mi corazón,
que es tu color en silencio.
Mis relojes marcan himnos
para nunca ser cantados
por el ser que no será
si no es en tus estados.
¿Estás, amor, en el mar?
El mar no nada en un vaso.
El astro enrojecerá
los colores de los lagos.
El lago es la sequedad
de tus pupilas en lo alto.
Yo caigo sobre la altura.
Soy tan alto, que no caigo.
La novia me hace caer
en sus palabras, cual marco.
Marcando la brevedad,
el delirio te ha besado.
- Autor: Gabriel ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2015 a las 16:29
- Comentario del autor sobre el poema: Aquel día estaba leyendo un debate sobre la obra de Alejandro Casona, y, al entrar en la participación, mi respuesta fue en poesía. El resultado fue este poema, y hoy se lo quiero dedicar.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: eclipsada
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