FOBIAS Y CONSEJOS
Iba camino de casa
al terminar la jornada,
sin saber lo que me pasa
cuando estoy junto a mi almohada,
y a pesar que sobrepasa
lo que es manía trasnochada.
Me aconsejaron visitar
a un psiquiatra afamado,
para que pudiera estudiar
lo que me tenía trastornado;
una fobia que me ha dejado
sin el sosiego encontrar,
cuando me encuentro acostado.
Al final seguí el puntejo
que todo el mundo me daba,
y antes que llegara a viejo
al galeno, con temor me presentaba,
para solicitarle un consejo
sobre lo que me pasaba.
Después de oír el problema
con la máxima atención,
comento que para este tema
tenía él una fácil solución,
con una terapia moderna
y doce meses en su cómodo sillón.
Seis meses habían pasado
y con el medico me encontraba,
mientras comía un helado
en una heladería afamada;
al verme quedo pasmado
más, me pregunto que pasaba,
para la terapia haber dejado
en la primera jornada.
- ¡Cien euros a la semana
de terapia durante un año,
no es caro doctor, es engaño
cuando un simple consejo sana!,
y este me lo dio mi hermana
que vende en una tienda paños.
-¡No me diga!... ¿y se puede saber
como una simple vendedora,
puede la psiquiatría conocer
siendo de comercio trabajadora?
-Me encareció simplemente
que a la cama las patas cortara,
y desde entonces doctor mi cara
esta siempre sonriente,
pues duermo profundamente
sabiendo que debajo no hay nada.
La Moraleja del cuento
es que si fobias mucho duran,
con consejos ellas maduran
en nuestro fugaz entendimiento,
y solo estando uno contento
todas ellas con el tiempo curan.
Joanmoypra
- Autor: joanmoypra ( Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2015 a las 06:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 337
- Usuarios favoritos de este poema: Pepe Pnca, pani, Aquiles Mirmidon
Comentarios1
Jajaja, muy bueno. Me has recordado éste:
Padres desesperados con un niño caprichoso que se había encaramado en el caballo de madera de otro niño y no había forma de bajarlo. Llaman a psicólogo, establecen los honorarios que pagan por adelantado y ven como el psicólogo le dice algo al oído del niño que se baja en el acto del caballo.
—¿Qué clase de magia ha empleado usted con el niño?
—Nada, me he inclinado y le he dicho “ si no te bajas inmediatamente de ese caballo, te voy a pegar tal paliza, que no te vas a poder sentar en una semana” Supongo que para eso me han pagado ¿no?
Gracias Cecilio por tu extenso comentario, en el que dejas muy claro nuestro vivir diario, somos con los niños más blandos que; ositos de parvulario.
Un fuerte abrazo desde la Mancha de:
joanmoypra
www.sancholanza.blogspot.com
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