Elena la niña que contaba estrellas (cuento)

Diaz Valero Alejandro José

 

Un, dos tres,

lalá, lará, lalá

brilla otra vez

una estrella más.

 

Esta era la hermosa canción que la niña Elena cantaba todas las noches estrelladas, mientras bailada encima de su cama luciendo su pijama.

 

Elena era una niña muy divertida, amaba las estrellas, nunca se cansaba de contarlas, aunque siempre perdía la cuenta, es que eran tantas que contarlas no es fácil, ni para ella ni para nadie. Dicen que sólo Dios sabe la cantidad exacta de estrellas en el cielo.

 

Cada noche Elena cantaba su canción estrellada mientras bailaba sobre su cama, con la atenta mirada de su perrito que nada sabía de estrellas, sólo la miraba en silencio ni un ladrido le daba ni un solo movimiento de cola ni sacada de lengua, nada, nada. Era un perrito muy obediente que Elena había colocado por nombre “Lucero”, porque era macho, si hubiese sido hembra de seguro le habría puesto por nombre ”estrella”.

Puede decirse entonces que Estrella pasaba sus alegres noches entre estrellas y “Lucero”.

  • ¿Lucero, cuántas estrellas dije que habían ayer? Preguntaba la niña, creo que un millón doscientos treinta y siete mil cuatrocientas veintitrés, contestaba ella misma.
  • Hay diecisiete nuevas – decía ¿Las ves?, seguía preguntando
  • ¡Oh! ahora debo anotar la nueva cifra, cada día son distintas las cantidades
  • ¿Serán las mismas estrellas?
  • ¿O acaso serán todas nuevas?
  • Y si es así ¿donde se van las otras estrellas?
  • Quiero pensar que son las mismas, y que nuevas estrellas nacen cada día y otras se mueren, porque las estrellas también deben morirse cuando se apagan ¿verdad Lucero?

 

Un, dos, tres,

lalá, lará, lalá

brilla otra vez

una estrella más.

 

Esta noche serena

cantemos, contemos

hay muchas estrellas

pero hay dos menos

 

Un, dos, tres

lalá, lará, lalá

mañana contaré

a ver qué pasará.

 

Y así la niña Elena fue creciendo y mientras crecía contaba estrellas. Nunca nadie se dio cuenta que las contaba, por eso las guardó todas en su alma y cuando se hizo mujer su mirada tenía brillo de estrellas y de eso sí se dieron cuenta todos, y Elena fue muy feliz con su mirada de estrellas y su alma de cielo.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela

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Comentarios +

Comentarios2

  • Brizas (Shira)

    Que bonita y dulce historia, yo suelo mirarlas y pienso que son las almas de los que están arriba, que nos mandan su luz.

    Un abrazo con cariño Shira

  • la negra rodriguez

    Esta parte me encanto:
    "Nunca nadie se dio cuenta que las contaba, por eso las guardó todas en su alma"
    Bellisimo cuento.

    • Diaz Valero Alejandro José

      Gracias amiga negra... ¡Qué viva la ingenuidad de alma de aquellos que leen un cuento y viven su historia! Un abrazo.



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