La Luna

Envuelto en tiniebla te admiré en toda tu deslumbrante plenitud,
penetrando la penumbra de mi noche fría, un inalcanzable hechizo;
cual rumbo incógnito sin compás y ciego fui a perseguir,
y en el pantano de tus pasos sin huellas, contemplé mi alma hundir.

Mas nunca me ofreciste un futuro, y en vez perturbaste mi lasitud
con la ilusión de un pasado, rugiendo en el olvido que la deshizo.
Me confundiste con un murmullo que suspiraba al corazón el vil consejo,
saeta mortal disfrazada de luz, fingiendo la verdad con un reflejo.

¿Mas porqué no sigo el sendero que ilumina el sol y donde sopla el viento?
y en vez le niego mi faz; y de rodillas le ruego que reniegue su tiempo.
Y al rendir mi derecho de elegir le otorgo al cruel destino su diseño;
y me pierdo en el insólito crepúsculo buscando la luna en mi sueño.

Marco '15