Los amantes ruborizan la luna,
que se refugia en el río buscando abrigo,
la noche temerosa se oculta tras un árbol añoso,
esperando el cobijo de un pronto amanecer,
los amantes son los únicos dueños,
de todo lo prohibido,
en lidia interminable de deseos,
hacen trizas los prejuicios,
agotando los sentidos,
luces de rojo fuego surgen de bravías explosiones,
iluminando los cuerpos excitados,
los amantes suben y bajan del cielo,
exhibiendo victoriosos sus glorias,
todo es pasión y paroxismo enardecido,
se devoran a besos los amantes,
las manos con ternura rasguñan excitadas la piel,
los gemidos de los amantes recorren el universo,
suplicando a viva voz continuar y no parar,
son ángeles y demonios unidos por el amor,
más el delirio en su máxima consagración,
los va llevando mansamente al río,
donde el agua cristalina y generosa,
cubre sus cuerpos enrojecidos,
y la calma los domina,
recuperando los sentidos.
Víctor Bustos Solavagione
- Autor: Víctor Bustos Sola (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2015 a las 00:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: Nhylath, pani
Comentarios1
Simple y profundo. Con palabras simples un momento intenso.
Muchas gracias por tu comentario VIR2015
Saludos.
Víctor
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