Yo que nací en las llanuras de Castilla,
de sed sedientas y de horizontes fríos,
entre pastizales y páramos baldíos
en donde el águila anida o la abubilla,
desde el Duero, que soñando va en la orilla,
ahora el viento me arrastra hacia levante,
¿quién le hubiera presagiado a este emigrante
que el agua le iba llegar a su mejilla!
Tuvieron que trascurrir más de treinta años
para que aquellos pinares de su infancia,
-esa tamuja tan fresca, la fragancia
de la resina y de ovejas los rebaños-
convirtieran a este yermo castellano
con sus chopos retozando en la ribera,
de naranjos y palmeras prisionera,
¡quién se lo hubiera predicho a este villano!
Ahora amante de los dos acompañantes
a sus ansias de volar pone el sombrero
y quisiera declarar que ambos les quiero
tan distintos uno de otro y tan distantes.
Hoy, el paisaje plagado de gaviotas
funde un soplo de nostalgia en la memoria,
¿quién le iba a decir al escribir su historia
que el mar pondría un final al tuercebotas?
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de junio de 2015 a las 02:59
- Comentario del autor sobre el poema: Dice un refrán que el burro no es de donde nace sino de donde pace. Y hasta cierto punto es verdad. Aunque las raices siempre permanezcan ahí ancladas en la infancia.*Tuercebotas=pelanas.
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 16
Comentarios1
Estoy contigo en todo por tanto aleluya;
excepto en lo de tuercebotas.
Esa tierra de zapatos
sabe reconocer al buen zapatero.
Un abrazo
Los zapatos, amigo Luis, ya están excesivamente gastados de tanto andar, menos mal que ahora en la playa no los necesito.
Un abrazo
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