recuerde cuanto la quiero

Kléver Eduardo Jimbo Paladines

   

Una vez que el tiempo pasa y uno se aleja del lugar que más quiere y de las personas que más ama.

Vienen a su mente pequeños recuerdos, que quizá en ese entonces parecían actividades simples y obligadas.

Como el saludar en las mañanas a mi madre, llegar de las aulas a casa y decirle lo que había ocurrido en el lapso del día.

Esas pequeñas cosas que parecían insignificantes se vuelven sonrisas en mi rostro al recordarlas.

Si Dios nos regala su amor, es a través de ellas, que día a día dejan de lado todo y nos entregan todo, que día a día con cada paso y cada caricia nos enseña lo bonito de la vida Mi madre sin ser de otro planeta sabe mis ideas, se anticipa a mis hechos, se da cuenta cuando estoy enfermo, triste o solo.

Desde su interior cambia el giro de la vida y con dos palabras “Te quiero” me concede la alegría.

Mi madre la mujer que yo más quiero, desearía ser un ave para verte desde el cielo y poder contemplar tu belleza.

Mi madre es todo en mi vida, es mi fuerza, mi abnegación, la razón de luchar cada día.

Desearía robarte la luna y dos gotas del océano, ponerlas en mi ventana y pedir un deseo “que mi madre allá en lo lejos recuerde cuanto la quiero"

 
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