En medio de los montes
entre nubes y torbellinos,
me encontrarás pensando,
juntando tu recuerdo y el mío.
Con la melancolía a la espalda
y tus labios a lo lejos,
mis pies llenos de noches
se van aspirando eternos olores
y la mirada dibujando
una flor en el cielo
se va nublando cuando el sol
en el horizonte va cayendo.
Algún día pararé de llorar,
algún día olvidaré
ese momento en el que fuiste
de mi jardín una de las flores,
la metáfora con vórtice
inherente al pensamiento,
y mi rosa del sueño.
Te recordaré al ver montes,
y te recordaré al oler las flores,
Y cuando el sueño se haga sueño
seremos uno mismo
y si mis sentidos se enfurecen
seré una parca imagen
de mí mismo,
camino de frente,
y la brisa me coge de la mano
y me invita a volver al pasado
donde tú perfume era viento
y el verde prado tus palabras,
y el trinar de los jilgueros
eran notas musicales al atardecer,
de repente me retiro al más allá
lleno de recuerdos sonoros
con la terrible sensación
de estar lejano tuyo
y no volver a verte.
Después, tras un breve remanso
la tarde y un silencio atrae
las esperanzas perdidas,
hasta el siguiente día
cuando tu sombra de nuevo
se junte con la mía,
y en la siguiente noche
sin tu piel las sabanas
acariciaran mi piel
como lo hacían tus manos
a diario en el ayer.
Y quizá ya no seas tu
la que camine a mi lado,
pero tú sombra
será la misma de mi mano
y su olor quedará impregnado
en cada amanecer.
Aunque busco la soledad
para no volver a dañarme,
el silencio es mi compañía
para no volver a oír
palabras de desconsuelo,
para que el próximo llanto
sea el de una nueva vida.
Vivo mi soledad
porque no hay quien quiera
mi amor.
Es así que el silencio me acompaña
y platicamos pensamientos,
que en mi soledad y en silencio
quizá ya los haya platicado.
- Autor: Poeta sin Alma (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2015 a las 00:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: eclipsada
Comentarios1
poema como un quejido elegante, dentro de tu corazón no hay soledad, sino esperanza
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