Con antifaz y vestida de diablillo,
danzaba como posesa entre el gentío.
Allá el buen mozo la observaba embelesado:
-Esta niña me tiene encandilado.
Acercábanse distancias nerviosas,
de rechazos no deseados.
Y viendo que no reparaba en su sombra,
se quedó rezagado.
Dos metros les separaban.
Abismos le parecían,
cuando, para su sorpresa, Juan
se arrimó a la muchacha con afán.
¡Bien!, suerte de carnaval:
La conoce este amigo mío.
Ráudo me acerco como vendaval
a presentar mis saludos.
La noche se presta al encuentro
de cuerpos en deseos
de mentes en reposo
y almas en encrucijados caminos.
Y en el umbral de la mañana,
como pájaros de fuego,
vinieron a buscarlos
el cielo y el infierno.
- Autor: Anttoni (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2015 a las 02:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.