Los hermosos colores con que Dios
ha vestido al mes de mayo,
no se comparan en nada con tu dulce rostro,
con tu risa, tus mañanas;
con tus chispeantes ojos, o tus labios de granada.
Es tan sencillo mayo como el roce de tus dedos
cuando a hurtadillas me tocas,
y con ello tú provocas nuevamente el pecado
de que mariposas del cacao vuelen hasta mi boca.
Mis sentidos se tensan
cuando lo nítido de tus dientes atrae mi mirada,
y me alegras el día y canta gozosa la mañana.
Porque estamos ya en mayo y estas enamorada:
de las pequeñas semillas que hay en las pitahayas,
de las guayas, las anonas y las tiernas, dulces, cañas.
Y mientras te escribo el poema más hermoso de mi vida,
aquí sigo esperando a que mires mi agonía.
© Armando Cano.
- Autor: Armando Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de junio de 2015 a las 19:31
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
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