Sonreías y yo te amaba,
te amaba como si tu boca
fuera la última vez
y yo tu diosa ilegítima,
tu noche irrevocable;
sonreías de lejos
y yo más sangre que nunca
sorteaba los huesos de cada día
hasta llegar a tu nombre de oro,
a tus manos de árbol manso.
Erase la vida,
vos sonreías como siempre
y yo me paseaba entre amores
infecundos,
y entonces te vi.
Me vestí de cruz
para que creyeras en mi abrazo,
me hice poesía
para que me tocaras
como se tocan las palabras:
a tientas
y con la punta del alma.
Era no se qué mes
de no se qué vida,
pero vos sonreías
y yo moría de ganas
de ser la muerte misma
para guardarte en mi seno
por los siglos de los siglos.
Y después, amén.
- Autor: Maria L (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de junio de 2015 a las 20:32
- Categoría: Amor
- Lecturas: 119
- Usuarios favoritos de este poema: Trovador de Sueños ...y realidades., Juan Manuel G, Marellia, moebious, Texi
Comentarios4
Profondo y sentido en toda su dimensión; manejado magistralmente con tu grácil pluma, me encanto leer... dulce y querida amiga.
Cálido abrazo con cariño; os deseo una grata y serena noche.
Carlos
Muy bello poema María, si en este te convertiste definitivamente toca la punta del alma.
Saludos.
Creo es el primer poema que te leo, y quedo impresionada con tus hermosos versos, que acarician el alma.
Un saludo Shira
Tocame a tientas, con las yemas de tus dedos...
Y sere poema, diosa ilegitima
Sere la muerte, para acogerte entre mis senos.
No me canso, Maria de leerte...
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