¿Cómo saber si ya todo acabó? ¿Es por los silencios al otro lado del teléfono o por las ganas ausentes de verte? ¿No será más bien que usted y yo nos hemos cansado de intentar para caernos? No lo culpo, yo también he querido abandonarme un par de veces.
Sin embargo usted, que conoce mis más profundos secretos, sabe que si me rindo es porque ya no sé qué más hacer. Debe imaginarse que se acabaron las opciones y que la enfermera ya dio fecha de defunsión a un amor de balas perdidas.
No sé si el sentimiento es contagioso pero el cielo llora mientras escribo esto. Llora como aquella vez que nos unimos bajo la lluvia, llora como aquellos días en los que solía extrañarte. Ahora llora porque los dos solitarios que un día se amaron hoy vuelven a estar solos.
Te vas con mis mejores momentos, sonrisas y deseos. Te vas porque el amor no fue suficiente y la pasión acabo por volvernos cenizas. Duele quemarse y afrontar que ya no estarás para llamarte en las noches. Duele saber que los planes no se harán y el avión que nos llevaría por el mundo, se estrelló antes de levantar vuelo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.