Una flor del club de nadie
Soy del club de nadie,
de la estrella que no brilla, de la copa
en que alguna vez bebí y en que habré dejado un beso,
hoy día no lo sé, tantos fragmentos apagados
no cupieron en mi alma, tantas flores,
tantas heladas madrugadas sin un perro,
sin nadie a quien llamar, sin un espejo
que quisiera sonreír cuando lo miro.
Soy del club de nadie,
del cielo alrededor de mis piruetas,
del aire que de bruces entra en mis pulmones
y me hace respirar cual toro en celo,
cual torpe mercader con alas rotas,
que vende su ilusión a quien la compre,
a quien quiera comprar un par de sueños
y luego devolverlos por gastados.
Soy del club de nadie, sólo huyo,
sólo corro por las calles aceradas,
entre taxis, entre torres, entre turbas
que corren como yo sin un destino,
entre travestis a la hora de la suerte,
entre ministros a la hora del plenario,
entre mortales cuando ya nos han cortado
el cordón umbilical y aquellas alas
que de ángeles teníamos y ha muerto
el viejo y fiel portero del lejano
y siempre recordado paraíso.
Soy del club de nadie, siempre vengo
y están las mismas mesas y los mismos
rostros y muchachos y muchachas,
alguno al sonreír se ve tan triste
que de seguro nunca estuvo, lo he inventado,
alguno ciertamente se me acerca
o soy yo quien se va, y sólo es que él sigue mis pasos
y paga por mis besos en el sitio más oscuro.
No hay tiempo para hablar, hay que alejarse del tumulto,
no hay tiempo para amar, es sólo el tiempo del deseo,
de aquella posesión en que la carne transparenta
su frágil adicción a ser usada por el humo.
Soy del club de nadie,
me he fugado de tantas catedrales
que los curas ya ni me buscan, para eso hay otros curas,
que ni mis padres se preguntan qué me he hecho,
se fueron, ya murieron y descansan,
por suerte alguna flor cae en su tumba
y abraza, solitaria, el lagrimón que siempre envío.
Soy del club de nadie, no lo niego,
tenía un corazón y lo he vendido,
me queda por vender un par de versos,
aunque de poesía nadie vive,
aunque ya en los poetas nadie cree,
aunque ni los poetas pueden hoy, sencillamente,
comprender lo que han escrito o bien borrado.
Soy del club de nadie, no soy uno,
soy muchos, pero yo soy el primero,
los otros ya no están, han muerto solos,
se venden por un gramo de locura,
se rentan por un halo de victoria,
que más bien es la mención dentro del show de los perdidos,
se van a los suburbios, regresan del suburbio,
no saben que no quedan ilusiones,
no saben que la muerte nos rodea a todos,
hasta al más pulcro cliente de la noche,
los guiños y arañazos de la nada
de nada me han servido si prosigo
desnudo en el portal, muerto de frío,
a secas soportando la intemperie
y electo en la función para el olvido.
Soy del club del nadie, si no vienen
se pierden lo mejor de lo perdido,
se ganan un lugar en las ganancias
que no habrán de servir cuando esto explote.
Mejor es sucumbir en un delirio,
perderse en un amor sin juramento,
que a cada rato ser lo que no fuimos
y luego sollozar por lo que ya nunca seremos.
Me entregas tu calor, me das tu aliento,
mi piel es esta voz que sale de la noche,
no importa dónde estoy si voy contigo,
no importa que te vayas, que ya estoy acostumbrado.
Que soy del club de nadie, tengo un nombre,
pero para qué vamos a hablar de quien no existe,
sonríe si al salir nadie te espera,
sonríe si al entrar sólo hay vacío,
es bueno conocer a gente digna,
es bueno recordar lo que te hicieron,
un día empezarán a derrumbarse tantos muros,
el de este club será, te lo aseguro, el que más odies,
en los escombros lo sabrás, porque tu cuerpo,
allí, de tanto golpe, tanto sol, de tanta muerte,
no podrás reconocer entre los miles
que, como yo, en el club entraron y, aunque
anunciaron la caída, simplemente,
ni pensaron en perderse cuando ocurra
la explosión que nos deje a todos boca arriba.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
28 06 15
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2015 a las 13:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Claro de Luna, Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios1
Excelente, como siempre apreciado amigo... es un privilegio leer.
Saludos cordiales.
Halagado de tu paciencia, amigo mío, mi gratitud y abrazo fraterno de siempre.-
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