Retrato en una esquina
Soy tan prudente que me asusto de mi mismo,
que me pierdo en los espejos creyendo que alguien me saluda,
que me acuesto debajo de las sábanas del cielo
tan sólo por mirar en cada estrella a mis dos padres.
Soy tan sobrio que el pan me reconoce,
las piedras del camino, los silencios
que se pegan a mi piel como el musgo a algunas piedras
y de tarde en tarde van lanzando un brillo misterioso.
Soy tan quien soy que a veces me conozco,
me acepto y me saludo como a un vulgar amigo
y levanto mis dos hombros cuando quieren saber cómo
he podido cohabitarme tanto tiempo y sin permiso.
Soy tan serio que el mar siempre me abraza y canta,
me tira sus conchitas, me moja con su espuma,
se ríe de mi hondura, se cruza entre mis barcos
y entre mis sienes deja un buen pez para el almuerzo del domingo.
Soy tan triste que el mago me interroga,
me pide sacar flores de la manga, algún conejo
que se va volando como una paloma blanca
o que se convierte en dos cartas donde había sólo una,
un as de corazones ya partido
y en que cada mitad desaparece
debajo de un pañuelo enrojecido.
Soy tan simple que el reloj pierde su tiempo,
da la hora si pretende hacerme daño,
y aunque me exige caminar sobre un cordel sin plazo fijo,
y aunque me cuenta sin parar lo que pasó y lo que no pasa,
le extiendo mi oración, le simplifico el laberinto
en que por sueños, actos y por causas invencibles
palpito y sigo aquí y más allá de mis costillas,
le dejo un lagrimón tan circular como su esfera
y en él busco anudar las manecillas de mi suerte,
de todo lo que soy cuando respiro y te saludo,
de todo lo que fui cuando hubo o no hubo de tu parte una respuesta.
Soy tan particular que, como tú, sigo cantando,
feliz de lo que soy, prudente de mi paz y mi calma,
serio y triste en el amor, simple ante todas las batallas
y presto siempre a andar con mi fantasma en plena niebla,
en plena soledad de estas ciudades en que ardemos
y en que en un lado del papel alguien ha escrito con tu nombre
para en el otro dar lugar a quien le escriba una respuesta.
Puede que seas tú, puede que sea yo, puede que nadie
haya firmado tras la lluvia estas palabras,
como sea en este invierno alguien espera
en una esquina averiguar, mientras despeja y amanece,
quién más podría, como yo, que tanto sueño,
firmar, ya vuelto el sol, cual remitente fraternal de este retrato.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
05 07 15
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2015 a las 18:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Claro de Luna, Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios1
Excepcional poema, siempre es un placer leer de tu pluma... apreciado amigo poeta.
Saludos cordiales.
Me conmueven tus palabras, amigo mío, aquí estaré dejando el vuelo que esta pluma logra desplegar día tras día. Un abrazo.-
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