¡JAQUE MATE!

“No le ruegues al amor que se fue,/ si acaso por retenerlo te humillas./ Mejor déjalo ir de pie/ y que vuelva de rodillas”.

 

Decidido, le puse mucho interés, 
sin más tardanzas ni un solo pero; 
raudo coloqué frente a ti mi tablero 
y jugamos muy intensos al ajedrez. 

Mis peones, como mis sueños tal vez, 
se fueron muriendo todos, uno a uno, 
al rato casi no me quedaba ninguno, 
se veía venir claro mi próximo revés. 

La reina bella petulante -¡tú, sin duda!- 
se movía orgullosa para todos lados, 
mis valientes guerreros, todos alelados, 
te imaginaban muy hermosa y desnuda. 

Así, precipitada, violenta, feroz, ¡ruda! 
te llevaste ese día por delante mi persona. 
Al final del tablero reclamaste tu corona, 
para lo cual no necesitaste mucha ayuda. 

Tal cual, en mi vida siempre quisiste 
hacer y deshacer a tu gusto, con placer; 
si era ésa tu forma tan extraña de querer, 
pues siempre fue una forma muy triste. 

Cuántas veces ¡jaque! sin pena me diste, 
siempre agresiva y tan peligrosa mujer 
y en cuántas ocasiones yo acepté perder 
a voluntad… y nunca, nunca lo supiste. 

Permití que te sintieras una triunfadora 
y llegué a parecer en verdad un derrotado, 
mis torres rendidas se hicieron a los lados 
¡para darle paso a usted, mi gran señora! 

Pero ¿tú ves?, así como vemos es la vida, 
te equivocaste totalmente en aquel juego. 
Ahora soy yo quien ferozmente abre fuego 
y te ve cara y aires de derrotada, de perdida. 

Supe que esta vez acorralada retrocederías 
y sabía que te costaría muchísimo atacarme. 
No sería, querida, que no quisieras ganarme… 
¡es que en estos momentos ya no podrías! 

Mas no quiero que ahora te embarques 
pensando ingenua que no hiciste nada mal, 
porque eso sonaría ridículo, tal vez  igual 
que un mal chiste de Álvaro Márquez. 

Pensando en ganarme juegas sin más,
y estás – ya ves - totalmente acorralada, 
cuando la partida sientas ya casi ganada, 
será justo cuando más perdida la tendrás. 

Por haber jugado tan mal no habrá manera 
de evitar que haga esto que hago ahora: 
darte jaque mate por ser vil, por traidora, 
¡darte mate en dos jugadas por ramera! 

 

Poema original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
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Publicado el 7/7/2015
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