Las sombras no dejan de ser sombras pese al frío.
Hasta el ave, cansada de su vuelo, va a buscarla y halla alivio en la penumbra.
Porque andar con los pies desnudos en el desierto hace llagas,
y la sombra dulce, amaina los ardores que uno calza.
- Autor: Dama del Silencio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2015 a las 00:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: JAS el poeta nocturno, Viento de amor
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