Ni tan distintos

A Milena.

Eran polos opuestos

caras distintas 

de monedas distintas.

Eran dos personas que

no se encontrarían jamás 

si no fuera por el azar.

Eran los más diferentes

él no era su tipo

ella no era su tipo.

Mientras ella esperaba

a un buen hombre,

un hombre ordenado,

un fornicio de la sociedad, 

un militar, un buen cristiano,

en fin,

un tipo interesante

el era el anarquismo,

la ironía, 

el desinterés, 

la indiferencia.

Mientras ella esperaba flores 

y quizás una que otra cursilería

él sólo cantaba

y escribía 

todo el día.

Ella esperaba cartas 

él leía textos de filosofía 

reflexionaba,

y no le importaba 

lo que ella buscaba.

Por otra parte

mientras él esperaba

una mujer liberal,

una compañera de utopías, 

una visión racional, 

el amor, 

y la anarquía

ella era 

una abuelita de dieciséis 

una mujer de fe 

una persona conforme,

conservadora, feliz.

Mientras él esperaba abrir

su mente con melodías 

ella en la banda militar

tocaba al mediodía.

Él esperaba encontrar 

en ella, una canción

ella mostraba orden

casi nunca una emoción.

Pero un día él

al verla pasar

de inmediato

con ella quiso hablar

la escuchó cantar

y dentro de su racionalidad

supo de inmediato 

que se iba a enamorar.

Se conocieron mejor

y el drama ideológico 

era un complemento

y no un error.

Encontraron rápido el cariño

ella esperaba amor

él seguridad

de que sería lo mejor.

Pero a pesar de su intento

por racionalizar

su falta de razón,

su raciocinio murió 

cuando llegó el amor.

Cada vez que

tomaban sus manos

por corto que

fuese el momento

él no concebía 

cómo era que

quedaban ambos

sin aliento.

Hay preguntas 

que no tienen respuesta

y respuestas

que no tienen una pregunta

y ni dios, ni nadie

podría entender

el pequeño mundo

que crearon juntos.

¿Y ahora?

ahora sólo quiero

estar con ella 

en este frío otoño

mirar cómo las hojas caen

y decirle, al oído:

"Los polos opuestos

definitivamente 

 se atraen".