Zapatillas rojas,
limpias y prolijas
besando el vestido
con cosas perdidas,
en cantos sonoros
con voz de alegría
que miran el cielo
de la despedida.
Zapatillas nuevas
que compro un domingo
para que me ayuden
a verte de nuevo
entre los caminos
que encuentro aburrida
si hay lunas abiertas
cerca de la esquina.
Siempre que te canto
lo hago despierta,
siempre que te quiero
me quedo dormida
llevándome lejos
mis ojos abiertos
con las zapatillas
en largos paseos.
Sintiéndome herida
con caricias locas
de cosas perdidas
en la caminata
me veo en el pasto
entre el mar y el sol
y me vuelo triste
con penas de amor.
Una hora, un día,
un mes y un borrón
en el almanaque
del tiempo que paso
sentada en un banco
de color marrón
con las zapatillas
que me compré yo.
(Nunca tuve zapatillas rojas)
- Autor: Lucy (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de julio de 2015 a las 21:28
- Comentario del autor sobre el poema: Nunca tuve zapatillas rojas, pero cuando era chica me acuerdo de una película llamada así (Zapatillas rojas) donde la protagonista era una bailarina de danzas clásicas que bailaba con zapatilas de ballet de color rojo, al lado de un fuego (creo) hasta quedar tan agotada por el ejercicio que moría. Como yo era muy chica no la vi, pero todos los grandes hablaban de esto y los chicos nos sentíamos arrobados por el tema semi-prohibido para menores. En este caso las zapatillas de mi poema se supone que son zapatillas para caminar, nunca bailé clásico.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 19
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