Se prolongan mis manos
como las ramas de tu viejo sauce
hacia abajo
como si quisiera caer rendida a tus pies
y ahí, acariciar la tierra que te alimenta
la tierra que nos sujeta
nos mantiene firmes
y nos impide vivir tumbados uno sobre el otro
y devorar las lunas que vayan pasando
y mojarnos en la lluvia, de los días de otoño
y hacer más profundas nuestras raíces
y yo introducirme en lo más profundo de tu cuerpo.
Te abrazan mis manos
como el sediento que coge un vaso de agua
temblando
y una vez recuperado el aliento
y con los labios húmedos
decido explorar tu pecho al descubierto
y entre tanta piel
suspiro porque nunca termine tu cuerpo.
Y entonces decides levantarte y te vas
y a mí se me va la vida
de las lunas que hemos contado
y de repente vuelves
como el que nunca ha existido
y mis manos ya no se mueven
ni el viejo sauce existe
y tu piel me resulta indiferente
y me da igual que la recorra otros labios húmedos
y buceo en tus profundidades
para rescatar mi corazón robado.
Y ahora, otra vez se prolongarán mis manos
pero esperaré para que no me engañe
tu viejo sauce, mi corazón helado.
- Autor: Araceli Vellber ( Offline)
- Publicado: 30 de julio de 2015 a las 07:36
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 154
- Usuarios favoritos de este poema: Pepe Pnca, Trovador de Sueños ...y realidades., Viento de amor
Comentarios1
Intensamente sentido, finamente y sutilmente escrito con vuestra desbordante pluma, un inmenso placer leer de este hermoso poema... mucho sentimiento tiene.
Saludos cordiales;
Carlos
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