El hambre de mi cuerpo, el laberinto,
la grulla de Japón se contorsiona
en mi kimono. Eros no perdona;
abre las puertas de un nuevo recinto.
Casi Julián me llamo; Jorge, abjuro.
Deslumbra la visión del candelabro;
el sibarita se va al descalabro.
Las golosinas de alabastro puro;
palabras que me incendian y me encienden:
la lengua, el labio, el muslo, la lujuria,
la carne en remolinos, tanta furia;
los ángeles que gimen y no entienden.
Yo me olvidé de qué vendrá y qué hubo;
por un momento el tiempo se detuvo.
- Autor: Jorge García de la Fe (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de agosto de 2015 a las 09:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
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