Vete. Ya no debes sostener mi alma, ni besar mis miedos, mucho menos criar fantasías. no necesito el pedazo de alma que te llevaste, en ese contexto, eres libre de extender tus mariposas en la espalda, para llevar tu primavera a otros campos. nunca te llevaste mi ira, ni en momento alguno un mal pensamiento, y si, te hago poesía, esperando que sea la última vez, para que te diluyas entre cada lectura, de tinta a viento, sin que queden ecos.
Te vi, y tu sonrisa ya no quemaba, ya no dolía, supe entonces que era hora de dar libertad a esos pedacitos que guardaba de ti, y es así como te invoco, con adiós sin disfraz de rencor, sin hipocresía, es un adiós con cariño, como solo se le guarda a lo que en verdad se amó.
Fuiste espuma que se llevó las olas de cierto lago, siempre cada noche un poco más efímera, guardándome lo más íntimo, eso que hoy exhalo de mi pecho, ese veneno que saco de mi alma. Adiós mujer, con todo y el pedazo que te llevas sin saber.
Ya no quiero fantasmas en mis noches, ni sueños ilusorios. ya no dilatas mis pupilas, mis ojos acostumbrados a tu luz, no ven en ese campo de anhelos compartidos, así que por favor, ilumina al ciego que logre mover en ti, lo que no pude mover con besos y versos.
Adiós, no como sentencia, ni como conjuro, mejor como un último acorde para lo que fue una gran canción, buen viaje por el camino que desees vagar, por los cielos que desees conquistar. Adiós, porque recordarte significa que te he olvidado, y esa es la última forma de decir adiós.
- Autor: Juaco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2015 a las 23:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Sugeili Villamizar, eclipsada
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