Tu sentir lloraba, pero allí estabas
Entremezclada en un suave amasijo de tristeza y felicidad
Pugna tu retoño, cuan guerrero en batallas inciertas
Y le procuras lo que queda de tu brío, sin tocarlo siquiera
Es su propio embate y lo sabes
Pero estas ahí…Acechante como una serpiente
Sola_
En tus últimos suspiros
Y él en la arena…
Esa arena impasible que erige y derroca reyes con una frialdad pasmosa
El mundo_
Hasta allí llevaste tu osamenta cansada tus canas y tus ojos abatidos que contrastan con tu alma encendida como una antorcha
La vida_
Es tu propio ilota, al que quieres libertar
Mostrarlo al infinito
El orbe_
Esa noche renegreada vi tus ojos anhelar…
Mientras él, caía una y otra vez
Alzándose por si mismo
Por ello tu rictus alegre
Es carne de tu carne, tu ilusión tu misma felicidad
Allí estabas de rodillas en medio de un grito disipado por el bullicio
Pero reías por que aun reñía, ya que en tu regazo estaba…aún
Y allí seguirá…
Hasta que tu espíritu desprecie tu carne vieja
Y el infinito te lleve
Entonces estarás con el por siempre
Tú sal…tu cielo
Tuyo
- Autor: Luis Gomez Montes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2015 a las 10:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: soki
Comentarios1
El amor de una madre no tiene limites, sea cual sea la situacion de sus hijos...esa fuerza es infinita y es ajena a la carne, por tanto considero que por ser algo inmaterial y tan poderoso ni la muerte misma puede opacarla.
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