Los recuerdos se suceden uno tras otro, como si hiciese un paneo dentro de mi cabeza… o de mi corazón. ¿Qué hacer con esa sucesión de recuerdos? ¿Descolgarlos cada día, desempolvarlos, sacarles lustre y volverlos a colgar en esa galería tan íntima que solo yo la veo?, o ¿descolgarlos y someterlos a mi personal arbitraje? Algunos quedarán, otros serán retirados por un tiempo o, tal vez, para siempre. No sé si me sirven o servirán de algo todos los recuerdos. Solo sé que me hacen menos sola, o una isla que respira entre ellos. ¿Sirven de algo los recuerdos? ¿Qué dirán los fanáticos del presente?, ¿qué dirán los enemigos del pasado?, ¿soy solo pasado o tengo del presente algo más que el simple hecho de seguir respirando?, del futuro tengo la tierra en la que espero fundirme. Esa es mi certeza preferida.
Tengo miedo de aferrarme a mis recuerdos; no por los recuerdos en sí, más bien por la sombra del olvido. Si soy recuerdos, y un día los olvido, entonces qué seré… qué será de mí… de mis recuerdos y de mis olvidos…
Debería tener una caja de zapatos, en donde pudiera meterlos todos juntos: recuerdos y olvidos, para dejar de temerles, para tener control sobre ellos, para que no se me escapen. Una caja podría contenerlos siempre y cuando no tuviera fondo. La vida tiene tantas dimensiones que una caja para la vida no debería ser convencional; esa caja guardaría de verdad una esencia mía, una razón: la batalla por el ser.
No quiero luchar contra los recuerdos ni contra los olvidos. Que me dejen ser; y yo los dejaré también a gusto. Sé que podemos convivir, que me pueden dar de ellos y yo les regalaría un poco de presente. Tengo un poco todavía; unos residuos de lo que soy también para matizar los días. Total ellos saben que se irán conmigo, y que entonces esto se terminará para siempre. Mis desvaríos les permiten seguir; aunque no sé cuánto de mí quiere ser y cuánto ha comenzado a renunciar.
El día está gris, como si fuese una pequeña muestra de mi alma.
Querido Diario:
Un día gris.
Pequeña muestra de mi alma.
La vida se jubiló.
La vida comenzó a renunciarse.
Está de paro.
Es el deseo de no verse,
no gritar sin motivo.
La vida se atrevió a suicidarse.
- Autor: Mónica Laneri (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de agosto de 2015 a las 18:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
- Usuarios favoritos de este poema: Trovador de Sueños ...y realidades., Donaciano Bueno, sandor
Comentarios1
Este expresivo poema, es para mi... una joya de tu desbordante pluma y sentir, mi dulce y querida amiga... mi consentida irreverente de siempre. Contundente, con esta palabra lo defino. ¿qué os parece? Me agradó inmensamente leerte.
Cálido abrazo con cariño a tu bello ser; que tengas una maravillosa y plena semana.
Carlos
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