No esta vez

Puesto que el tiempo cada vez más se siente como un alambre de púas que se aferra a mis manos, y las junta hundiéndolas a mi pecho, sin clamar al dolor persistente que a carcajadas, lo disfruta. He decidido cesar al esfuerzo de soltarme.

Pese al delirio de seguir buscando respuestas, entre grandes distancias temporales del pasar de los días, como libros con hojas blancas, que paradójicamente me muestran el valor que adjudica mi presencia a tu andar. He decidido callar mis demonios más sedientos.

No entenderás jamás a un alma que se inquieta por buscarte y paraliza al encontrarte. No entenderás jamás a un grito que silenciosamente va anunciando el final. No entenderás jamás el esfuerzo que conlleva ser condena a tus huellas y a las migajas que se te caen de la mesa, en tu banquete de extasiados sueños rotos.

No te quiero ver voltear cuando te sientas sola, no esta vez. No te quiero ver llamar mi sonrisa ni encontrarte en mis brazos. Ya no más, no otra vez, que cada día al buscarme en tus ojos se va un pedazo de mí en el intento. Se muere esa esperanza que mantengo viva sin mediar consecuencias, y ya mucha sangre me ha robado.

Perdón por volar pues es el viento mi grito de libertad. En la llanura de tu pecho no hay calor que me mantenga con vida, en el pliegue de tu sonrisa no hay razón que me pertenezca, y en los remansos de tus ojos ya me he ahogado mil veces. Perdóname pero no estaré cuando recuerdes que te quiero, que te quise y que volé, aun sabiendo que voltearías, para volverme a olvidar una y otra vez.

Lemos Maximiliano Daniel
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