Y mi cuerpo se quedó inerte, sin hambre, sin frío, sin llanto... Pero con el miedo de verle a la cara y descubrir su dolor. El motor calentaba... El viento invitaba y el miedo triunfó. Escuche absorta cuando el auto se alejó, él ya no estaba, se había ido.
- Autor: Nina Kawoq ( Offline)
- Publicado: 14 de agosto de 2015 a las 04:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: Pepe Pnca, Eben79
Comentarios2
Un placer leer tu preciado relato, que pareciera fuese a continuar.
Que pases un feliz día.
Hola. Buena tarde. Gracias por el comentario. Lo aprecio mucho.
Siempre las despedidas son dolorosas por rápido que ellas sean van dejando huellas las ruedas.
Nina que tengas un buen fin de semana.
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