Cuando nada me calma
y todo me turba,
me resguardo en el silencio
que envidian de mi las tumbas.
Cuando todo sabe amargo
y la saliva arrastra penas,
siento que ya no existo,
que piadosa la muerte me espera.
Cuando no hay límite a lo difuso
y el espíritu no halla remedio,
tirano opresor el tiempo
enerva la ansiedad que siento.
El que otrora fue condena
hoy se vuelve vivo embeleso,
me cobija en sus entrañas,
me ilumina con su pálido reflejo.
Amigo, ya no corren las agujas,
tampoco Cronos mi marcha ostiga,
a su carro triunfal me aferro
para olvidar la hiel que destila la vida.
6/6/1983
- Autor: argentino nadies (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de agosto de 2015 a las 13:37
- Comentario del autor sobre el poema: Lo escribí estando en la base de Puerto Belgrano. Cumplía mi servicio militar. La guerra de Malvinas estaba muy presente aún. Estaba a bordo del Portaaviones ARA 25 de mayo. Asomado sobre uno de sus balcones, observando un oscuro mar nocturno, consecuencia de una luna ausente. La tristeza y la soledad me embargaban. Me sentía solo y con pegadiza melancolía...
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 56
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