No le digas a nadie, que he besado a tu madre ,
Pueden pensar que ella a tu padre le es infiel;
Y tú que la quieres tanto hoy nos miras con asombro,
Al ver esto ante tus ojos y tú no puede entender.
Quizás al correr el tiempo cuando seas hombrecito,
Se paseen por tu mente los recuerdos del ayer;
Entonces verás de nuevo lo que vistes esta tarde,
Y sabrás por qué lo hicimos, y lo sepas comprender.
Ya conocerás las normas y reglas que da la vida,
Y sabrás de las heridas que duelen en la mujer;
Tu madre es una de esas, que ha sufrido las heridas,
Y con mi boca en su boca yo la quiero proteger.
No le digas a nadie por favor yo te lo pido,
Y que compartas conmigo el secreto de su amor;
No quiero que nadie manche ni su nombre ni apellido,
Porque tu madre ha sido, para mi, mi ensoñacion.
Tu padre llegó primero a su vida yo lo entiendo,
Y tu madre le entregó, alma, vida y corazón ;
Y por eso yo maldigo los designios del destino,
Porque me cerró el camino y no eres de ella y yo.
Hoy que has visto, como ambos nos besamos,
Y que en secreto guardamos la historia de nuestro amor;
Nunca juzgues a tu madre, si conoces el pecado,
Y por qué, teniendo esposo, nos amábamos los dos.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita
- Autor: José Miguel Pérez Amézquita (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de agosto de 2015 a las 08:49
- Comentario del autor sobre el poema: Un mensaje a los hijos para que no juzguen a sus madres....
- Categoría: Amor
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Pepe Pnca, nelida moni
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