La luz de tus manos se consume intermitente,
dentro, con la música del cielo reverberando ausencia.
El tiempo parece más cálido porque tu voz de silencio lo nombra,
lo llena de olvido, indescifrable,
lo llena de agonía interminable.
Es así, como infinitas, las flores, dibujan su sed llena de ti,
y lo alzan, todavía, hasta los balcones de tu huella invisible,
contando pasos y siluetas,
contando párpados y días igualmente tuyos.
Así, la luz, se convoca al fin a tus pies,
y tú, la conjuras sin voz,
porque ya no hay cantos que se abran en ti,
porque ya no hay más nunca,
recuerdos,
de ti.
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Autor:
Daniel Meza (
Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2015 a las 19:38
- Categoría: Amor
- Lecturas: 77
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