1- DOS BESOS SENTADOS
Antes que la noche
bajara su bufanda fría en la montaña
sembrado breas en las sabanas
El apresurado día se fue sin la tarde.
Bebí agua del grifo que goteaba
sintiendo sus propios gusanos
que me ahogaban/
Raspaban con filosas uñas la cintura de intestinos
perdidos en la sombra oxidada del cerro frío.
Donde iban los sueños de una limusina perdida,
en los atajos clandestinos sin faros de noche,
se doblaba la naturaleza perturbada
preñada de ladridos por los perros nocturno.
En los techados de cartones
andaban los pies de la pobreza
y en las chapas maullaban gatos/
La vacía perorata se abría en cadena por pantalla,
cayeron apagados fuegos en la órbita del alarde,
la flor plástica y obesa se comió hasta la tarde
y de tanto regurgitar pestilencias
vomité hasta las últimas exequias
De nuevo el filo de la llaga en su hora punzante
se mimetizó en mis vísceras y con intransigente voz
dictaba apuntes en los canales del suicido,
cuando bajé el interruptor
cambié por otra musa los fantasmas.
A la diosa le desfallecía la bombacha
y millares de ojos se desorbitaban/.
Ya sin más controles tomé el cuadrado,
en el límite del hartazgo forniqué el
rectángulo de vidrio usando mis genitales
y con mis manos de arrojo furioso
lo exilié al patio de los desechos.
Tan lejos que se hundió en la cueva del topo.
Decidí no llevarme las musas a mi cama,
tomé el respiro del mínimo aire que entraba,
me acosté con el sueño de mi amada
amé su real pulpa de cristal moldeado
más que ese espejismo virtual de despojo.
Le degasté la alfombra cobriza de su piel
de ósculos encendidos
en esa llanura de monarquía
y en la altura infatigable de sus montañas
dejé dos besos sentados para erguirse al alba/
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2 - IGNORANDO AL SILENCIO
Pobres los que dijeron
que el sol se perdió en mi sonrisa
augurando para mi un futuro de espinas,
perseguido por la sombría penumbra
mientras los delataba su lengua funeraria/
Pobres los que opinaron
que mi luz de corazón se apagaría
igual que el herrumbre tocando
marchitas cuerdas de mi guitarra/
Los ignoré amor...
Como se ignora al silencio irreverente.
Cerré su boca intrusa de falso pregón
con sus fatigados papeles de anuncio profético y
en sus ojos ausentes les clavé mi mirada
de lanza afilada en la roca/
Sigamos amada,
la noche vehemente no perdió sus párpados,
la tarde se va clemente
con sus naranjas lucientes
y el jazmín afirma su huella de algodón/
Nuestro amor de inundación lacustre
los cubrió hasta sus rodillas débiles
y de la altura...
Qué sabe la lengua sin paladar de la altura.
Yo miro la altura
y reconozco tus planos de tierra,
Bienvenida amor
a nuestros soles surgentes.
Nuestros territorios de frutos pesados.
Doblamos los brazos de árbol
encorvando su espiga de tronco,
reinventamos la cristalina esencia
en la fricción del agua con la piedra,
a la hora ágil de un desbaratado terremoto,
que vibra en hilos desordenados del viento
cuando los cedros se enredan con tu pelo,
se resume la distancia de viejos puertos,
me asomo a las aguas de tus lagos
y raudo voy al vértigo de tu boca como el pájaro osado,
templando vuelo de temperamento
en largas alas planeadoras desplegué una lluvia de besos acopiados.
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3 -
TUS LABIOS SON DE RAYOS
Tus ojos son el espejo en que me mido.
Tu mirada de espiga clara
es hija del cielo entreabierto
donde resaltan estrellas de vidrio.
Tus labios son una rosa cargada de rayos
argentos que semejan una ostra de plata.
Con la perla amarilla miel que viertes
mi enamorada,
en mis labios de copa,
como si una nube descargara en mi boca
todos los poderes del vino.
Tu rostro se emparenta con astros blancos
y en la majestad del lirio encendido
surgen alas migratorias de vientos vastos.
Suben de tus pómulos dos tórtolas albas
y emergen en tu frente golondrinas del rocío.
Vuelan en torno al círculo de tu tejado y
en tu pelo de agua se bautizan en dorado.
Ven a mí con tus manos de lene aldaba,
trae la magnitud de tus senos en abra
levitando, vida mía, con tus pies ligeros,
herederos de la tierra y su sangre moldeada.
No por ser nieta del diamante
olvides tu alma de conquista
porque andará la ceguera en mi vista
y en mi corazón te seguiré llevando
como un himno constante
glorificado en los pelos
incrustados del pecho.
Mecenas soy de tu arte,
tú la religión hacia donde vuelco
la oración que rezo pausadamente.
Porque yo te amo más que al dije engarzado
y mucho más que las violetas cantando a tu lado.
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- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2015 a las 00:59
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
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