Oda a la cuchara

Oscar Perez

Oda a la cuchara

 

La cuchara nació con los océanos,

en el lecho del mar, guardando el agua,

en vano tantas olas saltarinas

querían escapar, vueltas espuma,

en vano el sol entraba a derretirse

sin conseguir volcar tanta salmuera,

la cuchara fue firme en su contorno

y en su cóncava paz sostuvo el mundo,

los peces en su sitio, las amebas

en su fondo metálico y sombrío,

apenas algún sismo la agitaba,

apenas cierta espuma huía al cielo,

pero ella, la más fiel, contuvo todo

sin que se derramase ni una gota.

Eran tiempos de edén, días sin nombre,

noches que de la luna ni sabían,

estiércol de los tiempos, del espacio,

acaso reunido por la suerte,

acaso despreciado por la altura

o roto y sin final en los rincones del planeta.

El caso es que allí estaba esta cuchara,

meciéndonos en medio del silencio,

cimbrándose en las aguas del olvido,

batiendo su poder contra el hechizo de la nada.

Y en su concavidad, en su prestigio

de reina inmaterial de lo increado,

de madre natural de los secretos,

en que un hilo del jardín se unió a la nieve,

en que un grumo del sol besó el espasmo,

en que sobre su piel se agitó el agua

y dieron a formarse las primeras estructuras,

cuchara maternal, reina del caos,

en ti como en el alma tanto había sin registro,

en ti como en la boca tanto ardía sin palabras,

en ti como en el viento tanto fuego se hizo llama,

que de tu majestad brotó el encuentro,

el nido natural para la vida,

la copa en que bebieron los ancestros

antes de copular y hallar las formas

primigenias de la raza y del recuerdo.

Cuchara, sin tu amor nada seríamos,

cuchara, sin tu red más muerte habría,

más sed, mas soledad que en los balcones,

más larga la heredad en que la vida

bebió la espera antes de al fin venir al mundo.

De ti vino el hallazgo de los átomos ,

de ti vino el noviazgo de las células,

sorbiendo y agitando tus sortijas,

los organelos dieron con su orgía primigenia,

los huevos fecundaron la paz pura

y así, en pleno recinto de tu esfera,

nació la libertad de nuestro suelo silencioso,

la vida radical en que surgimos

y la canción que entono todavía a lo que somos.

Cuchara, te alabamos, nos trajiste

en pleno vendaval de extrañas formas,

en arduo temporal de viejas dudas

y en la seguridad de tu rincón cóncavo y tibio.

Las gracias yo te doy por descubrirnos,

las gracias por tu amor y tu misterios,

ya sabes, tú que vas por los caminos,

cuando en tu fiel cuchara bebas tu alimento,

ya sabes que allí está, madre del mundo,

la única cuchara que nos dio vida y origen,

la última cuchara que precisas

para desentrañar cada misterio,

ya sea de una sopa recién hecha o de este mundo,

tan antiguo y tan reciente como un plato

en que te sirves y compartes

la mesa fresca y libre de los hombres.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

30 08 15

  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de agosto de 2015 a las 12:18
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 66
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