En el ocaso cerraré los ojos
y huiré prófuga
pisando rosales de hombres rotos
Idearé un camino a mundos trascendentales
y entre mudos recitales de extraña poesía
coseré mi mejor vestido con retales de piel tuya
-que también mía-
Habré de descubrirte entre la alborada
y al tú verme aparente frágil
casi despiezada
adivinarás -como siempre-
mi vertiente más carnal y primitiva en la mirada
Seré el instinto animal
serpentearé hasta un manantial fundado -llorado-
por todos los poetas del mundo
¿no es acaso una heroicidad llenarse bebiendo el vacío ajeno?
Atravesaré veloz campos de heno
no por entender su debilidad ante el viento
ni por saberme yo libre,
pues es el morbo de verme extinguirme
del resto
el que acabará con todos mis frenos
Tomaré agua del más pintoresco río
la tornaré de semillas en mis entrañas
y cuando se me llene de flores la boca
y las abejas me polinicen, e indefensa me exponga a la derrota;
de mí no quedará nada,
mas tendrás miel sobre mi rostro
En el ocaso
abriré los ojos
La bruma se hará golondrina
y por fin yo clarividente, casi visionaria
de un oscuro dolor
te veré volar
Quemarás tanto cuando brilles al batir las alas
que lo más probable, amor
es que me vuelva a cegar.
- Autor: Stephie Martinez ( Offline)
- Publicado: 1 de septiembre de 2015 a las 18:46
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 76
- Usuarios favoritos de este poema: Marco Antonio (El Gringo), Alek Hine
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