El río en que yo de niño me bañaba
de nuevo hoy he vuelto a ver,
sentado en esa orilla él me miraba
mientras yo con la mano acariciaba
viendo el agua correr.
Sordomudo, espectante, estaba el puente
a que llegase yo
mientras el agua nadando sonriente
salpicaba a favor de la corriente
en un do mi re do.
Los chopos recostados en la orilla
me hacían reverencias,
aún recuerdan de niños la pandilla
desnudos, sudando la papilla
plagados de imprudencias.
Los gorriones seguían susurrando
contándose sus cuitas,
de pronto un renacuajo salpicando,
los peces poco a poco insinuando,
las hierbas carmelitas.
Por lo demás, el río sigue y sigue,
quizás algo más seco,
los cangrejos cayeron en declive,
por llegar al mar se afana y desvive
tirándole los tejos.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de octubre de 2015 a las 02:31
- Comentario del autor sobre el poema: Los rios cambian permanentemente, sin embargo cuando los visitas al cabo de un tiempo parece que siguen ahí inamovibles.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 48
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