¡Zoquete!

Donaciano Bueno

Era una disertación y él no entendía,

cada letra, disfrazada, era un concepto,

si intervenía la pata allí metía

pues se exponía a mear fuera del tiesto.

 

Y llegó a comprender, corto era de luces

y quiso bajar de un golpe hasta el infierno,

un maldito escalón le hincó de bruces,

el susurro en el ambiente se hizo eterno.

 

¡Zoquete! retumbó allí. Fue de improviso.

Y el eco aún más cruel, dijo ¡zoquete!

y entre tanta ofuscación fingió, sumiso,

que se abría en su consciencia algún boquete.

 

Quiso escapar de allí como huye el viento

en la oscuridad de alguna noche fría

llorando el amargor del fin cruento

y comprobó que al fin la luz se hacía.

©donaciano bueno.

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  • Autor: donbuendon (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de octubre de 2015 a las 01:38
  • Comentario del autor sobre el poema: Todos alguna vez hemos sido protagonistas de algún hecho similar.
  • Categoría: Humor
  • Lecturas: 39
  • Usuarios favoritos de este poema: sanzsant
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Comentarios +

Comentarios2

  • LUIS.RO

    Se llamaba zoqueta porque la hoz la portaba la mano derecha y la protección (zoqueta) iba en la mano izquierda. Además de construcción adecuada a esta mano e inadaptable en la derecha (quiero recordar)
    Avatares que si no se cuentan se olvidaran
    Me recuerda el poema, a aquellas disertaciones, en las que te callabas por no meter la pata.
    Siempre disconforme; salias sin aprender y sin preguntar.
    Buena tu reflexión y poema. Un abrazo

    • Donaciano Bueno

      Asi es Luis. No sé si lo sabrás de oidas o porque eres al menos en la infancia de tierra de mies.
      En cuanto a lo de meter la pata, quién no lo ha hecho alguna vez en la vida.
      Gracias, amigo por tu comentario.
      Un abrazo

    • PETALOS DE NOCHE

      Eso lo comprendí..., recordé otro poema..., y sí era "Zoquete" a todas luces..., buen poema...

      • Donaciano Bueno

        Eres un zoquete, me decía alguna vez mi madre. Y lo peor es que por lo general, tenía razón.
        Un abrazo, amigo
        Te encomendaré la mia, mi alma, cuando la encuentre



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