I
¿Has visto la fiel belleza
que de la carne emergiendo,
envuelta en sangres, gimiendo
rompe el silencio en rudeza,
advirtiendo con presteza
la presencia de un infante?
¿Qué cosa tan apremiante
podría llegar a ser,
que ese fruto del querer
deba cuidarse al instante?
II
Es la flor de mi pantano,
la pelota en mi jardín,
la risita en el confín;
es el juego nada ufano
vertido en el ser humano.
Es el llanto en mi reposo,
la alegría que yo gozo;
el primero de mi fuente,
el producto de Su Mente,
es mi hijo, por quien sollozo.
- Autor: Daniel Eduardo Mendoza Camarena ( Offline)
- Publicado: 13 de septiembre de 2016 a las 13:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
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