Te vi por primera vez,
Aún sin la certeza de que fuera la última,
Mis ojos se enamoraron de ti, como si tú fueras la única,
Y mis labios, pronunciaron tu nombre con embriaguez.
Tus cabellos cenizos y tus hermosos ojos rubios,
Tu esbelta sonrisa con sinuoso parlamento,
Tu delgada figura y tus delicados brazos, fueron como míos,
Me resigne a perderte en el horizonte de aquel momento,
Me perdí en el laberinto de las palabras,
Y permití que tu imagen, en mi quedara grabada.
Te vi por primera vez,
Aún sin saber que fuera la única,
Pero roge porque te encontrara,
Un día de Abril en madrugada,
Luciendo tu hermoso cabello cenizo,
Y tendiéndote mi mano, para que a mi lado tú bailaras.
No conozco tu nombre ni en sueños,
Ni supe como llegaste aquella mañana,
No percibo si estoy despierto o aún de madrugada,
Y es que acaso no quiero, perderme de tu mirada.
Permíteme conocerte,
Y amarte como si no hubiera mañana,
Te vi por primera vez y no pude retenerte,
Pero al pasar por tu lado, un poco de mí, en ti quedo grabada.
Te vi por primera vez,
Y ruego con el alma,
Poder verte mañana…
- Autor: Alejandro Iza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2015 a las 15:25
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando las Musas no se inventan y aparecen de pronto una mañana, nos obligan a escribir palabras de amor, que ya habían quedado olvidadas. Gracias por leer mi poesía.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 3768
- Usuarios favoritos de este poema: De Sol y Luna, Jorge H. Ramirez
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