Y Poe sentado me decía: “Mañana él también me dejará”
pero el sorce en mi olimpo ejercita el engranaje;
sorbe la infusión de mi seso monopolizado
mientras danzan en un papiro negro y morado.
las hormigas insanas y llenas de letras
que manchan a su paso la camisa de fuerza.
Coadyuvando al subliminal argumento,
del mis dedos hacen el seguimiento
en el cielo aterciopelado de las paredes blancas.
El péndulo de mi cuerpo fotografía tu ausencia,
el piano me es horizontal al rostro,
el alma perdida y un monstro,
humorizan mis laberínticas muecas.
Tres ángeles entran en mi jardín de juegos,
quieren darme caramelos,
cuatro, cinco, siete, ¡Cien!
Dicen ellos: es por tu bien.
Y mi coyote verde recuerda lo que yo no
entre el vuelo de mi boda y las burbujas y el motivo
en mi delirio vacío de mi flor de loto
años atrás, de su ida solo quedo una foto.
y Poe sentado me decía: “Mañana él también me dejará”
y el sorce en mi olimpo lloró mi amor .
- Autor: El cuenta Historias (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de septiembre de 2015 a las 13:56
- Comentario del autor sobre el poema: ¿Qué tanto nos afecta la soledad?
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge H. Ramirez, genio miserable
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