Cuando el alba a esparcirse por la lontananza empieza.
Cuando la noche recoge del cielo sus negros cabellos.
Y deslumbra el día adormecido su primer destello,
un ángel de alas limpias y blancas pierde la pureza.
Condenado a su distante estrella la sutil criatura,
siente una ulcera ardiente a su espalda abrirse,
y su ropa fina corona y lazo de oro a la cintura,
en barro de hombre empieza a deslucirse.
Caído del espíritu creador de todo lo viviente.
Su lengua adopta el lenguaje absurdo pero humano.
Y en sus cien coronando escamas la serpiente,
lo convierte en hijo de todo lo profano.
Desdichado en la aridez de su desierto desolado,
anda por el mundo tentando la traición y la mentira,
surca el suelo su hoz aguda cosechando ira ,
y hace talentoso el don que le fue otorgado.
Luego de turbar de tinte oscuro el corazón a la violencia.
Enlutando los días de pecado y elecciones vanas.
Remuerde el polvo de la frágil y humana conciencia.
Manchando en sangre el vestido de las dos hermanas.
Al final la noche devora su paso herido de fango podredumbre y sepulturas.
Volviendo a vestir pulcritud de ángel ante el trono del justo espíritu celeste
Y fingido en blancos sus alas acusan al hombre frente al Dios de las alturas.
Por que no soporta que el Job antiguo y condenado, siga siendo hallado,
Inocente.
- Autor: Carlos Gabriel Plenazio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de septiembre de 2015 a las 06:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Alejandro O. de Leon Soto
Comentarios1
Buena rima y buen concepto....saludos
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