Inevitable es al verte, estimado desconocido, cometer el pecado de robar lo que ya no es mio.
De tocar lo que ya no tiene el calor de mis manos, lo que ya no huele a mi melancolía.
Ya no baila, al ritmo de tus latidos, mi sangre por este corazón, que tus lágrimas ya no saben a mis labios.
Como caramelo se desliza por mi paladar la fugaz idea, dulce traicionera, de volver el tiempo atrás, no cruzar nuestros caminos, borrando nuestros pasos.
Preservar la comodidad de la indiferencia en una imperturbable coraza, cuyas murallas salven de los puñales mis frágiles venas.
Que nos guarden de la muerte.
Que nos libren de la vida.
- Autor: Abby D. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2015 a las 18:45
- Categoría: Amor
- Lecturas: 84
- Usuarios favoritos de este poema: Alena Puig Menezes
Comentarios1
bonito, como dos extraños cruzan sus caminos, evitando recordad que sus labios mutuamente probaron.
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