Tenía frío. Mucho frío, y temblaba. Pero no temblaba por lo helado que estaba el cuarto, sino por su silencio inquietante en el que poco a poco me desvanecía. Por el frío en sus palabras. Por la distancia que imponía. Me ahogaba en la culpa y en la esperanza. Me ahogaba en mi soledad. Su ausencia se hacía parte de mí, y lo único que quedaba de mí estaba en él. Lo único que quedaba de mí, era él.
- Autor: mapaolas ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2015 a las 02:28
- Categoría: Amor
- Lecturas: 29
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