¿Adónde van las almas que aman?
Van al oscuro fondo, al limbo danzante,
Adonde yazgo; adonde no llaman
Las mil lenguas de tu amor distante.
¿Qué estoy plañendo desde tu partida?
Cual sórdida melodía, repito compungido:
Dejaste en mí tan honda, lastimera herida,
Que mi voz se asemeja a un triste mugido.
¿Quién soy yo, entonces, para desafiarte?
Pues no soy otro que un negro danto,
Con el pecho en sangre de tanto amarte
Y azul y moho... mi ajado manto.
¿Cómo competiré, amor, contigo?
Si eres águila; dango de blancas plumas.
Como víctima y victimario, jugamos a herirnos
Teniendo que ser yo el cadáver que inhumas.
¿Por qué así morir, por qué caer en trance?
Si siempre fui fiel a mi amor platónico...
¡Tan sólo fallé la estocada del dance
Cuando nos sumí en silencio atónito!
¿Cuándo volverán, como sol, tus palabras?
Alumbrarían insomnes mi infierno dantesco.
Pues tu falta, tu ausencia; esta soledad macabra
Es mucho, mucho más, del castigo que merezco.
¿Será que tú no amas, que tu corazón no late?
¡Jamás responder así a mi buen dandismo!
Con tu danchado escudo que arrebate
Me empujaste a estos desdichados abismos.
¿Podré vivir así, en destierro cruel?
Danao ayudará a cargar mi aguacero
¿Seré de los que tratan de llenar el tonel
Sin tapar jamás sus profundos agujeros?
¿Serás tú mi danaide, amor eterno?
¿Seré yo capaz de cumplir la oda?
¡Ah, no! ¿qué va? Si, tú infierno,
Sí, eso sí, ¡pero nunca boda!
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2015 a las 13:00
- Comentario del autor sobre el poema: Rayuela (Cortázar); Capítulo 40. (...) \"Como les encantaba jugar con la palabras, inventaron en esos días los juegos en el cementerio, abriendo por ejemplo el de Julio Casares en la página 558 y jugando con la hallulla, el hámago, el halieto, el haloque, el hamez, el harambel, el harbullista, el harca y la harija. En el fondo se quedaban un poco tristes pensando en las posibilidades malogradas del carácter argentino y el paso-implacable-del-tiempo. A propósito de farmacéutica Traveler insistía en que se trataba del gentilicio de una nación sumamente merovingia, y entre él y Oliveira le dedicaron a Talita un poema épico en el que las hordas de farmacéuticas invadían Cataluña sembrando el terror, la piperina y el eléboro. La nación farmacéutica de ingentes caballos. Meditación en la estepa farmacéutica. Oh emperatriz de los farmacéuticos, ten piedad de los afofados, los afrontilados, los aglabanados y los aforados que se afufan.\" (...)
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 188
- Usuarios favoritos de este poema: JesusGodoy76
Comentarios1
Donde van las almas que aman, no se, pero tu poema es interesante, aunque prefiero no jugar en el cementerio, pues no me gusta molestar a los muertos... Pero me gustó leerte.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.