Nuestro egoísmo ha sido el liezo sobre el que pintamos nuestro avance.
La noche, la brisa y el árbol que torna amarillo sus hojas para abrazar el otoño, lloran olvidados.
No mueras árbol, no mueras brisa, mátame noche.
El mosco toca la puerta del vecino. El vecino, cansado, se ha olvidado del mosco, mañana tiene que vender su alma de nuevo.
La calle grita silencio, la noche grita silencio, pero el silencio no me mata.
Una jauría de perros, dispuesta a bailar conmigo, suelta sus alegrías al aire, pero sus gritos matan, y la muerte no es amiga de fiar.
Quiero escribir de ti árbol, quiero escribir de ti noche, pero eres corta y tras tu espalda está el día, y esa vieja puta nunca se calla.
Pero mira cómo te tienen abandonada, a ti junto a tu vestido negro. Tus ojos se llenan de nubes, tapas con vergüenza tu luna.
Vamos, rompe en llanto, golpea con reclamos cada techo, cada calle, cada poeta que busca tus faldas por miedo al suicidio.
Cuántas parejas harán el amor bajo tu divinidad oscura. Cuantas se olvidarán del mañana, ocupados en que su pasión acaricie la luna.
Fieles a sus cuerpos. Fieles a tu naturaleza, dama de tes oscura.
-
Autor:
JanielGarcia (
Offline) - Publicado: 4 de octubre de 2015 a las 23:51
- Categoría: Triste
- Lecturas: 27
Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.