Me deleitaba con el último espacio de la noche
mientras amanecía.
Entonces buscaba miradas, sabor a párpados.
Era una larga espera,
porque en la noche yo cantaba a los árboles,
a las lucecitas,
a las flores de súbito nacidas.
Y solía hundirme en melodías y humo
para buscar el amor.
En cambio te encontré a tí,
que eres amado.
Ahora soy quien recibe caricias que en su brevedad
fugan hacia la nada;
el que corre con su angosto perro
hacia los pasillos oscuros de soles.
Algunas pocas abejas libadoras
me empujan
entre sueños azarosos.
Pero a mi alrededor, perversamente,
el tiempo agoniza.
G.C.
Direc.
Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de octubre de 2015 a las 12:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: pani, Alexandra L
Comentarios2
Tras una larga espera, la llegada del amado. Luego, la brevedad y el tiempo agonizante. Sólo nos queda extender los momentos gratos en el recuerdo. Un abrazo fuerte.
Gracias amiga por tu comprension.
abrazo de
Guillermo
No hay duda de eres un poeta de los que avanzan con palabras sencillas y creando belleza.
Saludos
Gracias por tus gratas y amigables palabras, sandor.
Va un abrazo
Guillermo
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