Estabas allí, como embelesada por la vida,
extasiada, ensimismada, absorta, pasional.
Las estrellas del firmamento te alumbraban
y en su titilar ventilaban tu adorable seducción.
Los tibios mensajes de amor que los astros esgrimían
se embebían de frescura, de etérea admiración.
Con sentida majestad el universo entero se rendía a tus pies,
no había sendero que no te recorriera,
todo llegaba hasta ti y hasta la luna abstraída sonrojaba su faz,
los preludios de tus encantos se llenaban de adoración,
de una tibia sensación, de soberana sugestión,
Los altares del universo proclaman con ilusión
una belleza singular que alumbraba la eternidad.
Tu cabello negro como el azabache provocaba fascinación
y tus ojos como luceros adoraban la noche que enseñoreaba persuasión.
Parada justo allí, ante un lago sosegado,
el universo entero se reflejaba a tus pies,
mi corazón absorto no pudo ya vivir
tus encantos se presentaban como insaciable conmoción,
alborotaba mi existencia, alteraba mi obsesión
y perturbaba mi esencia la sublime adoración de tu pureza virginal.
CARLOS A. BADARACCO
30/12/10
Safe Creative:
Certificado de
propiedad intelectual
1012228120476
- Autor: CARLOS ALBERTO BADARACCO ( Offline)
- Publicado: 6 de octubre de 2015 a las 23:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: sanzsant
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